El rescate del gobierno de Milei costará 42.000 millones de dólares y más penurias para el pueblo argentino
Que el gobierno de Javier Milei estaba acabado lo demuestra la magnitud del rescate que se puso en evidencia en la noche de este viernes: entre los aportes del Fondo Monetario, del Banco Mundial y del Banco Interamericano de Desarrollo, suman 42.000 millones de dólares, una cifra exorbitante que, no hay que olvidarlo, es nueva deuda que se suma a los gigantescos compromisos que ya acumula el Estado argentino.
El objetivo de semejante despliegue es apuntalar al gobierno argentino en momento en que ingresa a una campaña electoral herido por el fracaso de su política económica, evidenciada en su incapacidad de controlar la inflación a pesar del dólar quieto y barato, el congelamiento de las tarifas y de los salarios y una caída del consumo popular a un nivel solo visto tras el estallido de la convertibilidad, en diciembre de 2001 y enero de 2002.
A esos U$S 42.000 millones se le deben sumar, de acuerdo con los trascendidos del gobierno, el mercado y el propio FMI, algunos miles de millones de dólares más que provendrán de acuerdos bilaterales. Se especula que ya existe uno con Estados Unidos y que será anunciado el lunes cuando el ministro de Economía de ese país, Scott Bessent, pise Buenos Aires para mostrar el apoyo explícito del gobierno de Donald Trump a la administración liberticida.
Poco a poco se van develando los detalles de lo que le costará al pueblo de la Argentina este gran aporte financiero proveniente del exterior. La fiesta de los mercados, que la levantaron en pala con la bicicleta financiera, terminó en una devaluación que el lunes se podrá cuantificar, pero que no será menor al 20% respecto al valor del dólar oficial (el viernes cerró casi en 1100 pesos). Esa devaluación era esperada por las empresas y explica la suba del precio de los alimentos y otros bienes y la suba de la inflación al 3,7% en marzo.
En un comunicado emitido a las 22.30 de Argentina, el FMI aseguró que aportará U$S 20.000 millones de nueva deuda, de los que U$S 12.000 millones se entregarán de inmediato y otros U$S 2000 millones en junio, tras la primera revisión de este nuevo acuerdo. El comunicado del Fondo le adjudica a su jefa, Kristalina Georgieva, este programa de ataque: «Las prioridades políticas se centran en (i) mantener la sólida ancla fiscal; (ii) facilitar una transición inmediata hacia un marco de política monetaria y cambiaria más robusto; y (iii) profundizar las reformas para crear una economía más abierta y de mercado».
«Sólida ancla fiscal» es la perpetuidad del ajuste insostenible y brutal sobre las jubilaciones, la obra pública, las universidades y el salario de los trabajadores del Estado. Un «marco de política monetaria y cambiaria más robusto» es un dólar caro cuyo valor impida que una cantidad de personas acceda a él y que quede en exclusividad para uso de empresas y la clase adinerada del país. «Profundizar las reformas» es más conocido: reducción de impuestos a las empresas y más carga impositiva sobre la población, reforma laboral y reforma previsional.
La tosquedad del plan pergeñado por el FMI y el gobierno de Milei salta a la vista en un párrafo en el que aseguran que se deberá secar aun más la plaza de pesos para evitar las corridas hacia el dólar. Según Milei y su ministro de Economía, Luis Caputo, ya no había pesos suficientes en la plaza como para comprar dólares. Sin embargo, la demanda continua de billetes verdes en los últimos tres meses demostró que esa posición era falsa, al punto que las reservas cayeron en U$S 5000 millones entre febrero y abril. Secar de pesos la economía llevará a una recesión mucho más profunda que la actual por la falta de liquidez para hacer las operaciones comerciales más simples. Es un remedo del corralito de Domingo Cavallo de diciembre de 2001, cuando restringió la circulación de pesos para evitar que se fueran al dólar, exactamente lo mismo que pretenden ahora el FMI y la Casa Rosada.
Banco Mundial y BID
Del rescate del gobierno de Milei participan el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo con aportes extraordinarios de 12.000 millones de dólares y 10.000 millones.
Si bien serán entregados a las autoridades argentinas en plazos determinados, las cifras sorprenden por su magnitud. Téngase en cuenta, por caso, que la deuda de Argentina con el BID es de unos 14.000 millones de dólares, con lo cual se va a incrementar en un 80% en esta oportunidad.
¿Cómo pagará la Argentina esta nueva deuda si ya no puede pagar la que anterior? El comunicado del FMI da una pauta al expresar de forma directa su interés en el desarrollo de los sectores de energía y minería, lo que preanuncia la pretensión de aplicar una política de saqueo de los recursos naturales, llevando al extremo el extractivismo y causando un daño irreparable al ambiente y a la población.
Fuente: Tiempo Argentino