La Casa de la Moneda deja de imprimir los billetes de $1.000 y $2.000
El Banco Central (BCRA) rescindió este lunes de manera unilateral el contrato que tenía con la Casa de Moneda, que dejará de imprimir los billetes de $1.000 y $2.000.
La novedad fue confirmada en una comunicación interna enviada a los trabajadores de Casa de Moneda, que luego circuló en las redes sociales. Hasta ahora, aseguran en el organismo, no hubo despidos ni suspensiones pero hoy dispusieron estas vacaciones obligatorias.
El comunicado al personal informa que “el BCRA nos ha comunicado la decisión de rescindir los contratos de denominación de $1000 y $2000 que se encuentran vigentes al día de la fecha con Casa de Moneda”.
A raíz de esa decisión “se procederá a detener a partir de las 22.00 todos los procesos productivos referentes a la fabricación de billetes”, se completó.
Por este motivo, “a todo el personal afectado directamente a dicha actividad productiva, se le dará curso a la utilización de los períodos vacacionales que tengan disponibles”, cerró la comunicación interna.
En el BCRA, indicaron que la resolución se tomó en la reunión de directorio del viernes pasado y se fundamentó en los altos costos cobrados por Casa de Moneda por el “incumplimiento” de plazos. Así, se rescindieron contratos de 2021, 2022, y 2023 para abastecer de billetes el primer y segundo semestre de 2022, y los primeros seis meses del año pasado.
“La rescisión es parcial porque se van a recibir una parte de uno de los contratos por billetes de $2000”, contaron en la autoridad monetaria.
El Gobierno anunció la disolución de la Ciccone y la reestructuración de la Casa de Moneda
A comienzos de este mes, el Gobierno había anunciado la disolución de la ex Ciccone Calcográfica y la reestructuración de la Casa de Moneda. Así lo indicó el vocero presidencial Manuel Adorni, quien la definió como “una imprenta estatal con severas ineficiencias que se encarga de imprimir billetes, pasaportes, patentes de autos y estampillas”
“El gobierno nacional va a avanzar con la disolución de la Compañía de Valores Sudamericana, la ex Ciccone Calcográfica, como se la conoce popularmente, recordada por seguramente uno de los casos de corrupción más grandes de las últimas décadas”, comunicó portavoz en la habitual conferencia de prensa.
Según Adorni, “la mala administración anterior implicó un despilfarro de recursos, con deudas que hoy ascienden a los U$S371 millones, un patrimonio negativo de U$S78 millones y un resultado bruto negativo de U$S20,5 millones”
“Cabe resaltar que la decisión del kirchnerismo de negarse a emitir billetes de mayor denominación desde el año 2020 se gastaron 4.700 millones de dólares en importar billetes. Por si no se entiende, se gastaron 4.700 millones de dólares en importar billetes para solventar la caza de la moneda, que es quien debería haber abastecido a la Argentina de estos billetes”, completó.
La ex Ciccone estaba destinada a imprimir papel moneda y otra documentación oficial del Estado nacional. Por la maniobra de adquirirla a través de la firma The Old Fun, el ex vicepresidente del kirchnerismo Amado Boudou fue condenado a 5 años y 10 meses en 2018 por cohecho pasivo y negociaciones incompatibles con la función pública.
Para el vocero, la empresa configura «un delirio que representa fielmente la gestión de (Sergio) Massa, (Alberto) Fernández y la presidenta de Instituto Patria, Cristina Kirchner».
Asimismo, detalló que bajo la gestión de Unión por la Patria (UxP) se contrataron 211 empleados que conformaban un total de 1.300 empleados.
También cuestionó el jardín de infantes «La Monedita», al asegurar que gastaban en promedio 1,2 millón de pesos por niño.
«Tenía 60 niños y había 31 personas empleadas, prácticamente cada dos chicos había una persona contratada. Además, tenía un servicio médico con 8 empleados, que hace cuatro años tenía dos y gastaba 370 mil dólares por año», expuso.
Adorni sostuvo que «en la Argentina que ya no imprime billetes para financiar a la política poco sentido tiene seguir con este absoluto despilfarro para mantener una estructura al servicio de los degenerados fiscales», y concluyó: «La readecuación de la Casa de la Moneda es el último clavo en el ataúd de la inflación».