Millennials, emprendedores atrapados en la exageración de su propia imagen
Cuenta la leyenda que en la Antigua Grecia existía un joven que todos los días iba a contemplar su propio rostro en el lago. Estaba tan encantado de verse a sí mismo que una mañana, mientras trataba de admirarse más de cerca, cayó al agua y terminó muriendo ahogado. En el lugar donde cayó nació una flor, a la cual se la denominó “narciso”. Tiempo después, unas ninfas del bosque vieron que el agua dulce del lago se había transformado en lágrimas saladas.
– ¡No llores! –exclamaron las ninfas– Ya que solo vos pudiste contemplar la belleza de aquel joven.
– ¿Acaso era bello? –preguntó sorprendido el lago– Lloro porque cada vez que él se acercaba a mi podía ver, en el fondo de sus ojos, reflejada mi propia belleza.
Con esta adaptación de la mitología que realiza Oscar Wide, quiero compartir con ustedes una reflexión sobre un fenómeno que atrapa a muchos emprendedores de mi generación, la “millennial”, los nacidos entre 1981 y 1999 aproximadamente, porque creo que es muy relevante aceptar el desafío de abrir el debate sobre cómo crear valor en la Era Digital.
Se habló tanto de cómo los <i>millennials</i> estamos cambiando el mundo que esto hace a muchos a vanagloriarse de sí mismos, aunque los números no acompañen
Todas las personas tenemos y proyectamos una imagen. Más aún lo hace un emprendedor, quien sistemáticamente debe posicionar su negocio para incrementar las ventas. Sin embargo, se habló tanto de cómo los millennials estamos cambiando el mundo que esto hace a muchos a vanagloriarse de sí mismos, aunque los números no acompañen. El problema se acentúa porque para el mundo emprendedor (concursos, premios, revistas universitarias, medios, etc.) los jóvenes emprendedores somos un espectáculo muy vendible. Pero, si observamos los fundadores de unicornios, empresas valoradas en más de mil millones de dólares, ¿cuántos han sido destacados en medios y revistas antes de facturar millones? Realmente, casi ninguno.
Sin embargo, la presión social sobre nuestra generación –acentuada por las redes sociales– es tan grande que lleva a que muchos jóvenes emprendedores busquen el reconocimiento antes que los resultados económicos. Es necesario visualizar este problema porque, evidentemente, lo que se espera de nuestra generación coincide con la imagen que proyectamos en las redes sociales. Pero ¿concuerda con la realidad?
Según un estudio publicado en el BID (Banco Interamericano de Desarrollo) por Nodella y Repetto (2019), alrededor de un 40% de los jóvenes de nuestra región muestran rezagos en sus habilidades cognitivas: no son capaces de realizar correctamente cálculos matemáticos muy sencillos como, por ejemplo, dividir una cantidad de dinero para repartirla entre sus amigos. Ahora bien, en el mismo estudio, estos jóvenes presentan en el aspecto socioemocional una alta autoestima (imagen positiva de sí mismos).
Es importante hacer hincapié en esto porque un emprendimiento no llega al éxito solo con la imagen que se proyecta y/o que se tiene de sí mismos. A pesar de esto, muchos millennials enfatizan mucho su propia imagen resaltando su juventud. Una exageración notoria, si consideramos que asumir riesgos es mucho más fácil si se tiene el respaldo de los padres.
Ser un gran empresario es un camino que requiere mucha preparación técnica y experiencia que probablemente no la poseemos ni de cerca a los 20 años
Adicionalmente, ser un gran empresario es un camino que requiere mucha preparación técnica y experiencia que probablemente no la poseemos ni de cerca a los 20 años. Sin embargo, podemos encontrar a muchos en edades cercanas brindando conferencias y charlas sobre negocios.
Muchos pensarán ¿Qué hay del co-creador de Facebook? Si bien Mark Zuckerberg tenía solamente 19 años cuando fundó su compañía, existen muchas cuestiones que lo diferencian ampliamente de la mayoría de los mortales, algunas de ellas:
1 – La estructura financiera de la famosa red social fue desarrollada por importantes bancos y fondos de inversión del mundo, de quienes recibió, además de asesoramiento, más de 14 millones de dólares durante el primer año.
Alrededor de un 40% de los jóvenes de nuestra región muestran rezagos en sus habilidades cognitivas: no son capaces de realizar correctamente cálculos matemáticos muy sencillos
2) El foco de Zuckerberg y de su emprendimiento nunca fue la propia imagen. De hecho, aún hoy no lo es, hasta tal punto que brindó su primer discurso público recién en la salida a bolsa de su compañía, cuando esta alcanzó un valor de mercado cercano a 100 mil millones de dólares.
No deseo que se me mal interprete. Esto no significa que una buena imagen en redes sociales no es importante, sino que resulta secundaria respecto a la estructura financiera y jurídica que necesita un negocio para ser rentable y, sobre todo, escalable. Por este motivo, ir a programas de televisión, salir en notas, revistas, etc., parece absurdo en una etapa temprana del proyecto, cuando todavía el mismo no tiene ni un CUIT. ¿Cómo es posible monetizar el contenido generado en medios?
Cuidado, el mundo emprendedor es como el lago del cuento, en realidad no piensa que el joven (emprendimiento) es bello o exitoso, sino que este le resultaba útil para su propio beneficio.
Si observamos los fundadores de unicornios, empresas valoradas en más de mil millones de dólares, ¿cuántos han sido destacados en medios y revistas antes de facturar millones? Realmente, casi ninguno
Estimado millennial, no debe distraernos que hoy nuestra generación sea admirada por ser jóvenes tecnológicos. Esta imagen no representa ningún beneficio adicional para el mercado. Por lo contrario, lo que genera valor realmente es brindar un producto o servicio de excelencia acompañado con una buena gestión económica-financiera y, muy por detrás, una estrategia de marketing y comunicación. Pero esta última debe tener como objetivo generar que la empresa adquiera una identidad de forma independiente a su fundador. Sino es posible que el emprendimiento muera ahogado como Narciso, pero en deudas.
Fuente: Sergio Morales – Infobae –