Músico, embajador, docente: la multifacética vida de un humanista que no buscó venganza
Militante incansable de la música y la igualdad social el tucumano Miguel Ángel Estrella, quien falleció hoy en París a los 81 años, fue un artista multifacético que realizó un encomiable trabajo por los derechos humanos, la memoria, la paz y los más humildes.
«Me propuse hacer música contra la locura y la tortura del poder, contra quienes quieren sojuzgarnos», repetía Estrella cuando recordaba sus más de dos años de prisión y tortura en Montevideo (entre 1977 y 1980), cuando fue secuestrado y salvó su vida por la presión del mundo.
«Pensé que nunca más podría usar mis manos y un coronel sanguinario me explicó que era ´un traidor de clase´ porque le hacía creer a los negros que pueden escuchar a Beethoven», solía recordar con amargura.
Sin embargo, poco después de ser nominado en 2003 Embajador ante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) le confió a Télam en París que «pese a mi sufrimiento me convertí en un humanista que no busca venganza».
Previamente, en sus años de exilio francés Estrella fue discípulo de Marguerite Long y de Nadia Boulanger y desarrolló junto con la Unesco un programa de enseñanza y divulgación de la música llamado «Música esperanza». Entretanto, por su estrecha relación con el matrimonio Mitterrand, cuando Francois se convirtió en presidente de Francia (1981-1995), participó de actividades humanitarias en numerosas ciudades del mundo.
En 2002, en una de sus iniciativas más reconocidas por la igualdad y la paz mundial creó la Orquesta por la Paz, una formación juvenil árabe-israelí integrada por músicos de Israel, Irak, Jordania, Egipto, Marruecos, Argelia y Palestina.
En su etapa como diplomático Estrella se jactaba de haber logrado encausar el «desorden» en que se encontraba la legación argentina en el organismo dependiente de las Naciones Unidas.
«Este era un lugar completamente desarticulado, éramos el peor deudor, el gran deudor de la Unesco, no teníamos nada, ninguna comisión importante de nada», contó entonces.
Uno de los momentos que Estrella solía recordar a menudo de su etapa de embajador ante la Unesco data de septiembre de 2011 cuando en su casa del sur de París, durante un viaje de la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner y de Abuelas de Plaza de Mayo, el músico fue anfitrión de la comitiva argentina que viajó a Francia para recibir una distinción, que él mismo había motorizado, en la Unesco.
«Esta noche fue una de las más hermosas y profundas de mi vida. Poder recibir a tantas personas que respeto y admiro, como a la Presidenta y a Estela en mi casa es algo inolvidable», le confió Estrella a Télam en aquella oportunidad.
Las Abuelas recibieron el Premio Félix Houphouet-Boigny de Fomento de la Paz, un galardón -dotado de 150.000 dólares, una medalla de oro y un diploma- que es considerado la antesala del Premio Nobel de la Paz.
Estrella siempre destacó la «tenacidad» de las Abuelas en su lucha para recuperar a los niños apropiados durante la dictadura, y en 2011 ante Télam subrayó que «ahora les llegó la hora de recoger los frutos».
En la noche previa a la entrega del premio, entre empanadas, chorizos y salchichas parrilleras dispuestos en una parrilla en el patio, más una picada con quesos franceses y vino la expresidenta y la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela Carlotto, acapararon todas las miradas y se prestaron para fotos y charlas con los presentes.
En su piano de cola negro, Estrella junto al guitarrista Omar Espinoza interpretó zambas y canciones tradicionales argentinas que fueron cantadas por todos, pero también ejecutó obras de Frédéric Chopin, el compositor que lo llevó a estudiar piano al descubrir su obra a los 12 años en Tucumán.
Amontonados en el salón de la casa de Estrella se mezclaron el entonces embajador Aldo Ferrer, el canciller Héctor Timerman, Daniel Filmus, el secretario de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde y las abuelas Elsa Oesterheld y Rosa Roisinblit y nietos y nietas que recuperaron su identidad y viajaron para la entrega del premio de la Unesco, entre ellos el actual Secretario de DDHH Horacio Pietragalla Corti.
En 2014, en la Feria del Libro de París, donde la Argentina fue invitada de honor, fue homenajeado por la Alcaldía de la capital francesa junto a otras personalidades de la cultura argentina residentes en Francia, entre ellos los pintores Antonio Seguí y Julio Le Parc y los músicos Raúl Barboza y José Luis Castiñeira de Dios.
En esa oportunidad le dijo a Télam que «estos tiempos benditos» que atraviesa la Argentina desde hace diez años lo sorprendían y lo llenaban de orgullo. «Se están haciendo cosas que pensamos que un día nos iba a sorprender la muerte sin poder hacer».
Fuente: Telam –