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Otra vez campeón: Sebastián Báez hizo historia en el Río Open

Sebastián Báez ya lo convirtió en una costumbre: volvió a gritar campeón. No importa qué tan díficil se haya vuelto el presente. Tampoco interesan las dificultades que haya que atravesar en el camino para volver a ser. El más ganador de la generación dominante de tenistas argentinos lo hará de nuevo.

Y lo hará para empezar a grabar su nombre en la historia: este domingo se transformó en el primer bicampeón de la historia del Río Open, el único ATP 500 y el torneo más relevante de toda Sudamérica –defendía la corona del año pasado, después de vencer en un sólido partido por 6-2 y 6-3 al francés Alexandre Müller. Fueron 26 winners –contra 13 errores no forzados– en una final que, más allá de algún pasaje del segundo set, no pareció correr demasiado peligro.

El hombre nacido 24 años atrás en Billinghurst, partido de San Martín, ya escribió sus iniciales en los anales del tenis argentino: con este trofeo, el número siete del máximo circuito para sus vitrinas, igualó a Guillermo Cañas y se ubica en el 10° puesto entre los singlistas nacionales con más conquistas en la Era Abierta (1968). En la lista que lidera Guillermo Vilas quedó, por caso, a una de Gastón Gaudio (8) y a dos de Guillermo Coria, Juan Mónaco y Guillermo Pérez Roldán (9). Además es el máximo campeón del la generación actual de tenistas nacionales, por encima de Francisco Cerúndolo (3), Juan Manuel Cerúndolo (1) y Facundo Díaz Acosta (1). Para dimensionar se puede mencionar, como una mera estadística, que también está por encima de Diego Schwartzman (4), nada menos que el último top 10 argentino.

Entrenado por Sebastián Gutiérrezel coach argentino más encumbrado del momento y propulsor de un método diferente en Seba Gutierrez Academy –también trabajan con él Francisco Comesaña, Bautista Torres y Solana Sierra–, Báez también se convirtió en el tercer jugador albiceleste con al menos dos festejos de calibre ATP 500, una categoría nacida en 2009: igualó a Leonardo Mayer (2) y quedó sólo detrás de Juan Martín del Potro (7), el hombre que, en una imagen cargada de simbolismo, le entregó el trofeo en el estadio Guga Kuerten del Jockey Club Brasileiro, a pocos kilómetros del Cristo Redentor.

El riesgo perseguía a Báez. En los medios, en el radiopasillo del ecosistema, en los albores de febrero se hablaba de lo que ocurriría en caso de que no apareciera una levantada. Saldrá del top 60, se decía. El argentino acumulaba nada menos que seis meses sin triunfos oficiales –desde el US Open, en agosto–, con algunas molestias en la rodilla derecha, y comenzaba la gira en la que debía defender el mayor cúmulo de puntos en la conformación de su ranking: avizoraban los 500 del título en Río y los 250 del triunfo en Santiago de Chile –buscará revalidarlos la semana próxima–.

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