Tratándose de la selección, que siempre estuvo alimentada por jugadores de todo el país, no se trata de ninguna sorpresa, pero sirve como contraste con lo que ocurrirá este domingo en Mendoza entre Talleres de Córdoba y Patronato de Paraná, por la final de la Copa Argentina, toda una anormalidad para un fútbol muy poco federal en cuanto a la distribución de vueltas olímpicas. Los clubes porteños y bonaerenses, como la selección, se alimentan de los futbolistas de todo el país y concentran la enorme mayoría de títulos.
La hazaña de Patronato de este miércoles fue triple: eliminó a Boca, el flamante campeón de la Liga Profesional y todavía vigente rey de la Copa Argentina, lo hizo a pesar de ya estar condenado a jugar en el Nacional la temporada pasada (terminó décimo entre 28 equipos pero descendió por el promedio), y también se impuso al histórico mandato de los clubes porteños.
Del otro lado, en la definición del domingo, estará otro equipo por fuera del AMBA: Talleres eliminó, justamente, a Banfield. El equipo cordobés tiene un nombre propio en la historia del fútbol argentino pero en Mendoza irá por su primera estrella a nivel local: jugó dos finales, las del Nacional 1977 y de la Copa Argentina 2021, y en ambas perdió, primero ante Independiente y luego contra Boca.
La del domingo será la segunda final federal de la historia de la Primera División tras los dos duelos entre Rosario Central y Racing de Córdoba que definieron el Nacional 1980. En realidad, según precisan los historiadores, como Oscar Barnade, en 1945 San Martín de Tucumán le ganó a Newell’s la final de la Copa de la República, una especie de Copa Argentina de la época. Incluso, por fuera de Buenos Aires y la burbuja rosarina del propio Central y de Newell’s, Colón de Santa Fe se convirtió el año pasado en el primer campeón de un torneo de Primera División al ganarle a Racing la Copa de la Liga.
Talleres, Belgrano, Atlético Tucumán, San Martín, Unión, Colón y Godoy Cruz de Mendoza, entre tantos otros, son clubes populares que marcan el pulso popular de las provincias pero que deben esperar una vida entera, o más también, para concretar una vuelta olímpica en Primera División.
Sin contar la salvedad rosarina, y el título de Colón del año pasado, los grandes del Interior estuvieron a punto de salir campeón, pero no pudieron. Talleres de Córdoba en 1977, Unión de Santa Fe en 1979, el Racing cordobés en 1980, el propio Colón en 1997 y Godoy Cruz de Mendoza en 2018 fueron subcampeones de liga, mientras que Atlético Tucumán en 2017, Central Córdoba de Santiago del Estero en 2019 y Talleres el año pasado perdieron la final de la Copa Argentina. También el otro grande cordobés, Belgrano, fue tercero en 2013 y Gimnasia de Jujuy terminó cuarto en 1975, pero son salvedades.
Para Talleres, es cierto, no sería su primer título oficial: ya ganó uno internacional, la Copa Conmebol de 1999. Los entrerrianos, que en 2023 jugarán en segunda división, van por la hazaña total: el ganador se clasificará para la Copa Libertadores. Y, más simbólico aún, le darán una vuelta olímpica a la geografía del país que alimenta al fútbol argentino, pero casi nunca puede festejar.
Con su primer título en 116 años de historia, el año pasado, Colón ingresó al selecto club de campeones de ligas o copas en el profesionalismo: se convirtió en su socio número 21 y el primero de la ciudad de Santa Fe.Diez son del Gran Buenos Aires y La Plata (Independiente, Racing, Estudiantes, Lanús, Banfield, Quilmes, Chacarita, Arsenal, Gimnasia y Tigre), ocho de Capital Federal (River, Boca, San Lorenzo, Vélez, argentinos, Ferro, Huracán y Atlanta) y dos de Rosario (Newell’s y Central).
En esa ambigüedad, o contraste, los últimos cuatro entrenadores de la selección son santafesinos: Gerardo Martino y Edgardo Bauza, ambos de Rosario, más Jorge Sampaoli, de Casilda, y el actual, Scaloni, de Pujato, presente en Qatar 2022.