“Trabajar en las ferias nos cambió la vida”
Al principio todo fue difícil, contó Silva, mamá de Lina y Cintia y esposa de Jan, una familia siria que en el medio de las incertidumbres en su país, pudo encontrar un nuevo camino, alejado del dolor de la guerra.
Hoy, viven en las residencias de la ULP, en la ciudad de La Punta, y tienen un emprendimiento de dulces y postres árabes. Preparan masas rellenas de chocolate y manteca, panes rellenos, baclava, una especie de golosina con nueces y almíbar en masa de hojaldre, entre otras exquisiteces.
“Cuando llegamos todo nos fue difícil porque no sabíamos hablar en español, no conocíamos nada, ni sabíamos cómo pedir las cosas a diario. Después estudié en la ULP dos años y medio y aprendí los verbos y ahora puedo hablar el español”, recordó Silva.
A medida que fue incursionando en nuestro idioma también decidió adentrarse en el mundo del emprendedurismo. En esa parte, el rol del Gobierno provincial, a través del Ministerio de Producción, fue trascendente para su vida y la de su familia.
“Necesitaba trabajar, hacer algo que supiera. Comencé vendiendo en el Parque Nativo de Potrero de los Funes. Lo hice sola casi sin hablar español. Tiempo después, con ayuda del Ministerio de Producción, me invitaron como productora y empecé a participar de las ferias, donde todo cambió para bien”, subrayó.
Al principio, comenzó con 50 unidades de pastelería que disponía en el stand que le ofrecieron, y hoy tiene que armar entre 400 y 500 unidades para cada feria, lo que demuestra el crecimiento que tuvo su emprendimiento.
“La gente no conocía de la pastelería árabe y de los postres especiales que realizo, pero al probarlos empecé a generar una lista de clientes”, destacó. “Ahora tengo muchos pedidos. Tengo mi página de Instagram y me hacen muchos pedidos. Son clientes fijos que me compran constantemente como una casa de comida árabe de nuestra ciudad, y otros productos que me piden para eventos especiales” , agregó.
Para Silva, como para el resto de su familia, el emprender y trabajar en un San Luis les cambió su vida.
“San Luis es linda, es muy tranquila. El primer año extrañábamos mucho nuestro país, porque no teníamos amigos, no teníamos qué hacer, no teníamos trabajo, siempre estábamos en la casa. Pero cuando comenzamos a trabajar en las ferias con el Ministerio de Producción, cambio la vida para nosotros. Tenemos mucho trabajo, conocimos personas y familias nuevas de Argentina, con quienes nos juntamos siempre como si fuera nuestra propia familia”, dijo emocionada.
Silva no solo se entusiasma con lo que puede dar su emprendimiento. Apuesta a poder tener a futuro maquinarias que le permitan trabajar a mayor escala. Y es una agradecida de las políticas que en San Luis le permitieron tanto a ella como al resto de su familia, hacer una vida distinta y mejor.
Nota y fotos: ANSL La Punta