«Kun» Agüero: genuino crack de potrero argentino
El «Kun» fue algo más que un brillante jugador nacido en estas pampas como tantos otros que marcaron la historia; se trata, por caso, de un futbolista cuyo talento escaló a nivel planetario, al punto de convertirlo en una estrella global.
Ese joven fresco, pícaro, descarado, al que hoy su corazón le hace parar la pelota, se sentó en la mesa de las grandes figuras del fútbol y bien podría haber ganado un Balón de Oro o al menos integrar una terna si no hubiera coexistido con Messi y Cristiano Ronaldo, protagonistas del duelo galáctico que polarizó la discusión desde 2005.
Junto a Messi, fue el futbolista argentino de esa generación capaz de transformarse en leyenda de un club europeo, como lo certifica la escultura que Manchester City prepara desde este año en su estadio Etihad.
La historia del «Kun» en el fútbol grande comenzó en Independiente a temprana edad, el 6 de julio de 2003, en un clásico con San Lorenzo en Avellaneda. Oscar Ruggeri lo hizo debutar con 15 años, 1 mes y 3 días, lo que constituyó el estreno más precoz de la historia de AFA por encima de Diego Maradona, quien jugó su primer partido a 10 días de cumplir los 16.
Hasta el primer semestre del año siguiente no volvió a jugar pero con la llegada de José Omar Pastoriza a la dirección técnica ganó continuidad y comenzó a demostrar sus dotes de joya: un pique corto demoledor, freno, gambeta y frialdad para resolver en la zona más caliente de la cancha, el área.
El mundo del fútbol rápidamente lo emparentó al brasileño Romario por características y su nombre comenzó a vincularse a los grandes clubes de Europa, aún cuando todavía buscaba su definitiva consolidación en Independiente.
Ello se produjo en la temporada 2005/06, bajo la dirección de Julio César Falcioni, quien lo utilizó en 36 partidos de aquella campaña. Agüero marcó 18 goles, algunos inolvidables como el que le hizo a Racing en la vieja Doble Visera, el día que ridiculizó al defensor Diego Crosa a pura habilidad.
Por entonces, ya había salido campeón mundial juvenil en Amsterdam 2005 junto a Messi, aunque con una participación secundaria, y sonaba como posible convocado a la Copa del Mundo Alemania 2006 sin haber debutado en la mayor pero siendo ya nueva figura del Atlético de Madrid.
El «Kun» se incorporó a las filas «colchoneras» en mayo de ese año tras concretarse su pase en poco más de 20 millones de euros, cifra que le permitió a Independiente encarar la obra de construcción del Estadio Libertadores de América.
La adaptación al fútbol europeo fue progresiva, de la mano del mexicano Javier Aguirre. Su primera temporada la comenzó como recambio de Mista y Maniche, pero hacia la segunda mitad se estableció como socio principal de Fernando «Niño» Torres.
Después de ganar el Mundial Sub 20 en Canadá 2007, como MVP y goleador, el «Kun» tuvo su explosión en el Viejo Continente: anotó 19 tantos en LaLiga y recibió el premio Golden Boy entregado por la revista italiana Tuttosport al mejor jugador menor de 21 años en el fútbol europeo.
Al lado del uruguayo Diego Forlán vivió sus mejores momentos en el Atlético, en el que consiguió 101 goles (234 partidos) y dos títulos (Liga de Europa 2010 -primero internacional para el club tras 48 años- y la Supercopa de Europa ese mismo año).
En 2008 vivió una experiencia inolvidable con la camiseta argentina en los Juegos Olímpicos de Beijing. Fue el momento fundante de una generación que puso al seleccionado mayor en tres finales, incluida la del Mundial Brasil 2014.
Al mando del «Checho» Sergio Batista, ese equipo integrado por Agüero, Messi, Ángel Di María, Juan Román Riquelme y Fernando Gago ganó la medalla dorada de forma invicta con un fútbol exquisito.
El «Kun» ya era un jugador consagrado cuando Manchester City decidió contratarlo a mediados de 2011 a cambio de 40 millones de euros. Firmó contrato por cinco temporadas y en la primera ya cobró un protagonismo central, a medida que lo perdía su compatriota Carlos Tevez, en conflicto con el DT italiano Roberto Mancini.
Su ciclo en el City fue excepcional: goles, récords, títulos, idolatría, historia pura… Ocho minutos le llevó festejar su primera conquista en el club, el día del estreno ante Swansea City, en el que registró su primer doblete.
En el último partido de aquella temporada, que lo tuvo como figura, ingresó para siempre en los corazones de una institución que hasta entonces vivía a la sombra del United. Con su gol en tiempo de descuento para derrotar al Queen’s Park Rangers (3-2), el City le ganó la Premier League por diferencia de gol a su histórico rival y volvió a gritar campeón después de 44 años. Un instante eterno que lo transformó en ídolo de los «Citizens».
Con 23 tantos, el argentino fue el máximo anotador de la campaña y el tercero del torneo británico detrás del neerlandés Robin van Persie (30) y Wayne Rooney (27).
Sus éxitos y festejos en el City continuaron a través del tiempo en los ciclos de Mancini, del chileno Manuel Pellegrini y del español Joseph Guardiola hasta convertirse en leyenda.
En noviembre de 2017, después de marcarle al Napoli por la Liga de Campeones, se transformó en el máximo goleador histórico del club con 178 tantos tras desplazar por uno a Eric Brook (1928-1940).
A lo largo de su década en Manchester, registró 260 tantos en 389 encuentros; fue el futbolista que más goles hizo en la Premier con una misma camiseta (184) y logró el mejor promedio de gol en toda la historia del campeonato británico (0,67 por partido jugado).
Con 15 títulos, Agüero quedó consagrado como el apellido que más gloria le aportó al City, por delante de otra celebridad como el español David Silva, quien tiene su estatua en Etihad.
Fueron cinco Premier, seis Copa de la Liga, tres Community Shield y una FA Cup en un club que, antes del argentino, sumó 13 estrellas desde su fundación en 1880.
Al descomunal capítulo de Agüero en Manchester sólo le faltó una coronación internacional, algo que estuvo a un paso de conseguir a mediados de este año cuando perdió con Chelsea en la final de la Liga de Campeones de Europa.
El «Kun» jugó apenas 14 minutos de ese trascendental partido en Lisboa, en una muestra de la pérdida de protagonismo a causa de las lesiones que lo persiguieron especialmente desde el año pasado.
Fue su última imagen con la camiseta celeste, seis días después de una despedida con honores ante Everton en casa en la última fecha de la Premier. El «Kun» levantó la copa, se llevó una camiseta enmarcada, una plaqueta y todo el amor incondicional de los fanáticos.
«La verdad que es algo increíble terminar de esta manera, no lo esperaba. Me siento muy feliz porque no es fácil estar 10 años en el fútbol inglés, es muy complicado. Estoy muy feliz por todo lo que hice por el club», declaró en un mensaje a todo el estadio.
Después de aquella emoción y mientras preparaba su arribo a Barcelona para darse el gusto de jugar en un mismo club con su amigo Messi, el «Kun» vivió otro momento fuerte con la conquista de la Copa América en Brasil.
Un logro que, visto en perspectiva, llegó en el momento indicado para que su carrera no terminara con la injusticia de la falta de un título con el seleccionado mayor. Si bien jugó poco, nadie le quitará el orgullo de haber sido parte del equipo que cortó con la sequía de 28 años.
Todo lo que vino más tarde puso a prueba su fortaleza. En agosto supo que Messi se iba del Barcelona y de inmediato sufrió una lesión muscular que retrasó su debut por diez semanas.
Los primeros minutos (3) los jugó ante Valencia por LaLiga, el 17 de octubre; una semana después anotó su único tanto en el clásico perdido ante Real Madrid (1-2) y el 30 de octubre, en su segundo partido como titular, encontró el retiro de la forma más inesperada.
A los 42 minutos del encuentro con Alavés sintió un malestar cardíaco y se retiró del campo por última vez ante la preocupación de todo el mundo del fútbol. Su carrera de película merecía otro final pero la vida transcurre sin respetar guiones.