Ayrton, la leyenda
Una leyenda. Un hombre que trascendió el deporte pero no sólo por sus logros obtenidos. Un ídolo popular con un carisma especial. Eso era Ayrton Senna. Hoy, 21 de marzo, el mito brasileño cumpliría 61 años de no haber sido por aquella tarde trágica del 1 de mayo de 1994 en Imola, Italia. Pero su recuerdo persiste.
Senna se dedicó al karting en sus años de juventud, siendo campeón sudamericano antes de cumplir la mayoría de edad y dos veces subcampeón mundial. Según él, a su larga experiencia kartista se debía su magnifica habilidad para manejar bajo la lluvia. Su carrera en monopostos recién comenzó a los 21 años al llegar a Gran Bretaña, el país de su gran ídolo: Jim Clark, bicampeón de Fórmula Uno en la década del 60 y de mismo destino fatal que Ayrton, arriba de un auto de carreras.
En una pintura en la que colaboró al artista mexicano Hugo Escobedo, que representaba el «Gran Premio de los Sueños», Senna hizo poner al piloto escocés en la pole position de la grilla, destacándose entre Stirling Moss, Niki Lauda, Emerson Fittipaldi, Jackie Stewart, Ayrton y el mismísimo Juan Manuel Fangio. Con Fangio también tuvo una relación de admiración especial, digna de los dos mejores pilotos sudamericanos de todos los tiempos. Ayrton solía encontrar un tiempo todos los años para reunirse con el «Chueco», sea en Argentina o Brasil. Es famosa la visita de Senna a Buenos Aires luego de haber ganado su tercer campeonato mundial, en noviembre de 1991, para encontrarse con Fangio. Los museos de ambos tienen un lugar especial para el otro. La rivalidad deportiva Argentina/Brasil queda al margen con dos fenómenos de semejante tamaño.
Claramente los logros no fueron los que hicieron especial a Senna, y no porque hayan sido pocos: tres campeonatos mundiales de Fórmula Uno y dos subcampeonatos en 10 temporadas completas, contando varias en un auto que no estaba para lograr el título como el Toleman con el que debutó en 1984 y casi hace un milagro en el Gran Premio de Mónaco, o su paso por el equipo Lotus entre 1985 y 1987 conduciendo aquel mítico auto negro y dorado y otro amarillo, con el que comenzó su fuerte relación con Honda que hizo que Senna sea amado en Japón. En 10 años, solamente en un campeonato Senna fue derrotado por su compañero de equipo: Alain Prost en 1989, aquel año que Senna denuncia que la FIA le robó el campeonato después de una polémica descalificación en la definición del título, chocando con el francés. En 162 Grandes Premios, Senna logró 40 victorias, 80 podios, y 65 pole positions, su gran especialidad. Lewis Hamilton (84 poles) y Michael Schumacher (68 poles) lo superaron en ese apartado, pero con una efectividad menor a la del brasileño, que en 1989 le había arrebatado el récord justamente a su héroe, Jim Clark. Entre el Gran Premio de Alemania de 1988, a mitad de temporada, y el Gran Premio de Australia de 1989, la última fecha de aquel año, Senna largó 24 veces en la primera fila de forma consecutiva, un récord que aún no fue superado y del que Lewis Hamilton quedó a cuatro carreras en 2015. El paulista era un piloto que enamoraba (y aún lo sigue haciendo a generaciones que no pudieron verlo en vivo) por su destreza en la pista, por el espectáculo brindado, por entregarse siempre al 100%. De hecho, esto varias veces le jugó en contra y formaba la antítesis perfecta con su rival, el francés Prost, mucho más cerebral. Pero para Ayrton sólo había una forma de correr. «Si hay un espacio para una maniobra y no vas por él, no eres un piloto» dijo una vez el brasileño. Esa era su filosofía.
Grand Chelem: así se llama en el ambiente del automovilismo a lo ocurrido cuando un piloto logra la pole position y luego gana la carrera marcando la vuelta más rápida y sin haber perdido el primer puesto en ningún momento. Senna lo logró cuatro veces: Gran Premio de Portugal 1985, España 1989 e Italia 1990, pero hay uno más que es especial: Mónaco 1990. Apenas otros tres pilotos lograron un Grand Chelem en las 67 ediciones del Gran Premio de Mónaco. Para Ayrton aquel circuito, tan díficil por su trazado y sus muros, era como el patio de su casa.
Ganó seis veces la carrera del principado, más que nadie, incluyendo cinco victorias consecutivas entre 1989 y 1993. En 1994 Senna ya no podría intentarlo de nuevo: falleció tan sólo una fecha antes. Había dejado de ser Ayrton Senna da Silva para ser Ayrton, la leyenda.
Fuente: Parabrisas – Perfil –