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Cientificidio en marcha: 7 de cada 10 becarios evalúan irse del país

La fuga de cerebros en la Argentina no es solo un fantasma que recuerda viejas épocas. Desde que comenzó el cientificidio de Javier Milei fueron múltiples los testimonios que alertaron sobre el éxodo de científicos y científicas. Y así seguirá pasando, si no se revierte la política de destrucción sobre el sistema científico tecnológico nacional. Según una encuesta publicada por el colectivo Ciencia Propia, casi 7 de cada 10 becarios doctorales y posdoctorales evalúan irse del país en un futuro cercano. Científicos y científicas en formación que sólo ven un camino posible afuera.

De las 605 personas de distintos puntos del país que participaron de la encuesta, un 8% de las y los becarios ya tiene decidido dónde seguir su carrera en el exterior. Un 27% está buscando destino y un 34% considera la posibilidad, aunque con dudas. Otro 9% desea irse pero no tiene posibilidad de hacerlo. Solo un 22% afirmó que dejar el país no es una opción en su horizonte.

La encuesta fue realizada por Ciencia Propia, un colectivo de investigadores, becarios y estudiantes de diferentes provincias, universidades y organismos. “Es la crónica de una muerte anunciada. Hay una situación angustiante”, describe Verónica Casas, becaria doctoral en el Centro de Estudios e Investigaciones Laborales del Conicet, quien recientemente defendió su tesis de doctorado y forma parte de Ciencia Propia.

“La encuesta permite diferenciar la situación de uno de los eslabones más débiles de la cadena: los becarios. Conocer en qué situación están para poder dar cuenta de su expectativa, cuál es la realidad de ser becario y cómo se proyectan a futuro. Los datos muestran cómo impacta (el cientificidio) en sus vidas”, dice a Tiempo.

De mal en peor

“Una gran parte de los becarios pensó en algún momento en irse. Solo un 22 no lo considera una opción. Más allá de que algunos ya lo decidieron, un gran porcentaje lo tiene como posibilidad. Es un síntoma de algo que sucedió en los peores momentos de la historia y tiene que ver con la fuga de cerebros: personas calificadas con años de formación que hoy están evaluando irse por salarios bajos y porque el sistema no les da garantía de desarrollo a futuro en el país”, lamenta la científica.

La encuesta también mostró el alto grado de incertidumbre que tienen las y los becarios sobre el régimen en el que encuentran: 69% considera que está mucho peor y un 25% señala que está peor que el año anterior. El principal responsable que se identifica por este empeoramiento es el gobierno de Javier Milei (61%).

Un 63,5% de los becarios y becarias que respondieron se plantearon abandonar la beca en algún momento. Las razones principales son la incertidumbre de continuar con la carrera académica, porque el estipendio es insuficiente para vivir y porque considera que no hay futuro para la Ciencia y la Tecnología en el país.

¿Cuál futuro?

El panorama es crítico y sin perspectivas de mejora en el horizonte. El informe refleja que según “una mayoría abrumadora del 80% de las respuestas, lxs becarixs creen que el sistema va a empeorar”.

Un factor clave es la incertidumbre sobre los ingresos a la carrera de investigador/a de Conicet. Si bien el camino parece cada vez más restringido, cuando se les preguntó qué es lo que desearían hacer la gran mayoría de las y los becarios postdoctorales (71%) manifestaron que desean quedarse en Argentina. El éxodo por falta de opciones, no por elección.

Según Casas –quien se postuló a una beca post doctoral- “se fueron cumpliendo las aperturas de convocatorias, pero hay un gran freno en los ingresos a carrera de investigador. Incluso hay gente que fue seleccionada y todavía no se efectivizó, están con becas extraordinarias a la espera de algo que no se sabe si va a suceder. Hay menos becas y hay menos gente que se presenta, por los bajos salarios y la situación de incertidumbre del sistema”.

Un pedido de auxilio

Esta semana se presentaron referentes de distintas áreas ante la Comisión de Ciencia y Técnica del Senado para dar cuenta de la situación del sector. “No es un ajuste. Hemos tenido ajustes. Esto es una tragedia. No es lo mismo”, definió el inmunólogo Jorge Geffner, de la Facultad de Medicina de la UBA. “Este año vamos a perder entre 25 y 30% de los recursos humanos formados en nuestra propia universidad”, detalló. La fuga ya comenzó, y promete continuar.

“Estamos hablando de profesionales que han estudiado 6-7 años, han hecho un doctorado de 4-5 años, muchos con especializaciones en el exterior. Y quieren desarrollar una carrera científica en el país. En los países vecinos tiene ofrecimientos con sueldos que van de tres a cinco veces mayores que los nuestros, pero quieren quedarse acá. Y los están echando”, alertó Geffner. Quienes quieren quedarse, remarcó, están siendo expulsados por el cientificidio.

En ese mismo encuentro el físico y especialista en historia de la ciencia y la tecnología argentina Diego Hurtado señaló que “cuando hablamos de 12 mil becarias/becarios o del tamaño del Conicet, hablamos de una comunidad científica nacional ínfima, escasa. Si nos quisiéramos comparar a un país como Australia tendríamos que multiplicar el número por tres o cuatro (…) Eso es lo que se está achicando y desmantelando en la Argentina”.

“Construir un grupo de investigación lleva entre cinco y ocho años. Les aseguro que en un año más con esta política destruimos nuestras capacidades. Nuestra presencia acá es un pedido de auxilio”, cerró Geffner.

Fuente: Tiempo Argentina

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