Espionaje macrista en Buenos Aires: el juez Alejo Ramos Padilla procesó a la cúpula de la AFI

El juez federal de Dolores Alejo Ramos Padilla procesó a la cúpula de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) macrista y a otros nueve responsables de las bases que la exSIDE instaló en provincia de Buenos Aires entre 2016 y 2017 para realizar un extendido espionaje político, que abarcó desde dirigentes políticos nacionales y territoriales, pasando por los gremios y llegando hasta comedores comunitarios reuniones en escuelas primarias. Créase o no: incluso los servicios se interesaron por las protestas de usuarios por los cortes de luz. Por estos hechos ya estaba procesado el máximo responsable del llamado “Proyecto AMBA”, el abogado Pablo Pinamonti. «Las acciones aquí investigadas obedecieron a un plan organizado y ordenado por las más altas autoridades nacionales, que se valieron de una de las áreas más sensibles del Gobierno para atender de manera ilegal sus intereses políticos», sostiene Ramos Padilla en su resolución, que muestra cómo las acciones de la AFI estuvieron movilizadas por los intereses políticos del gobierno de Mauricio Macri.

El plan detallado

Ramos Padilla sostiene que hubo órdenes directas emanadas de los jerarcas de la AFI para que sus agentes relevaran un mapa político de todas las actividades políticas en Buenos Aires, que es un territorio históricamente afín al peronismo y desde donde volvería a presentarse elecciones Cristina Fernández de Kirchner, hasta ahora el principal blanco de la inteligencia ilegal macrista, pero no el único. Para trazar ese mapa, la AFI se infiltró en manifestaciones públicas, revisó redes sociales, participó de manera encubierta en reuniones políticas — por ejemplo en una que se llevó a cabo en una escuela primaria de González Catán — y recurrió a bases de datos de acceso restringido. «Las organizaciones sociales y políticas opositoras a la administración fueron uno de los objetivos predilectos de la Agencia», explicó el juez. La AFI identificó a las que tenían mayor despliegue territorial y las que tenían mayor nivel de convocatoria en las calles.  Uno de los intereses extendidos — y probablemente relacionados con el control social — fue el monitoreo de comedores, centros comunitarios, parroquias, asociaciones civiles, fundaciones e incluso jardines maternales. Sobre ellos, las bases de la AFI incluso llegaron a armar tablas o fichas sistematizando información.

Fuente: Pagina 12

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