¿Sin planes para el fin de semana?: cinco series sobre amistad que escapan de los estereotipos

Big Little Lies

Tres madres se encuentran en la escuela a la que asisten sus hijos. Es una escuela súper “progre” en Monterrey, para familias que quieren una vida en relación con la naturaleza y que se consideran tan especiales como para creer que sólo con su volunta, alcanza para hacer del hábitat y la comunidad que comparten un lugar donde el conflicto no exista. Todas, de distinta manera, están relacionadas con ese galaxia que se generó a partir de la vanguardia tecnológica surgida de Sillicon Valley. Estas mujeres son Madeline, Celeste y Jane, a las que en el transcurso de la historia se sumarán Renata y Bonnie. Del grupo, sólo Jane es madre soltera, prácticamente una anomalía para el lugar, aunque en otros sitios del planeta esa característica ya no llame la mínima atención. Y es la llegada de su hijo a esa escuela lo que cambiará la rutina: el pasado que trae consigo perturba la forzada calma de Monterrey. Y si bien todo lo sólido se desvanece en el aire, lo que surge es un nuevo vínculo entre ellas, inesperado en el primer capítulo.

Las chicas del cable

Madrid, 1928. España resplandece al ritmo de los años locos y en sus calles ya se respira parte de lo que será la Segunda República en los años 30. Allí llegan Lidia, Marga, Ángeles y Carlota, todas provenientes de distintos puntos del país (regiones donde las reformas sociales eran más avanzadas y otros más conservadores, alimentando el contraste entre ellas y así, entre las mujeres en general). En la capital, empiezan a trabajar en la recién nacida Telefónica. Con un sueldo que les da cierta holgura económica y les permite mostrar sus virtudes laborales, comienzan a vivir los problemas (en ese momento bastante nuevos) que tienen las mujeres para sostenerse económicamente y luchar por su independencia. En ese marco, encuentran en la amistad (y en actitudes de solidaridad femenina que aún no se conoce como sororidad) las herramientas y sostenes para aprender y ganar su libertad.

Disponible en Netflix

Stranger Things

Como si fueran los nuevos Goonies, pero más parejos en edad y repartidos en géneros, Stranger Things se convirtió en la favorita de muchos chicos y chicas que encontraron en ella una historia que hablara de sus temas, aunque desde ese pasado ochentoso que remite a, entre otras películas, la nombrada al principio. Allí en Indiana pasan cosas raras, y este grupo de niños y niñas desentrañarán el misterio (y aquí la serie se emparenta, a su vez, con E.T.). Es que los adultos del gobierno de los Estados Unidos están desarrollando el Proyecto Montauk, a partir del que experimentan toda una parafernalia de prácticas y dispositivos que tienen el objetivo de encontrar técnicas de guerra psicológica). Eleven, Mike, Dustin, Caleb, Nancy y Charlie, principalmente, serán los que se encarguen de desatar la aventura.

Disponible en Netflix

Madres trabajadoras

Cuatro mujeres de clase media de Toronto se van encontrando a partir de las actividades de sus hijos, ya sea porque vienen de amistades adolescentes o porque comparten un trabajo. Y arman una cofradía muy divertida que a la vez que desacraliza varias de las situaciones de la maternidad, las interpela en sus ambiciones como mujeres, sobre cuánto de lo que anhelan en la vida está relacionado con esa situación de ser madres y cuánto con otro tipo de deseos y placeres. Un verdadero festín de situaciones cotidianas (como hacer un break laboral para sacarse leche materna, sexo irrefrenable cuando los niños lo permiten), en el que Kate, Anne, Frankie y Jenny también atraviesan situaciones escabrosas -y hasta escatológicas durante el embarazo, por ejemplo-, que las muestra más como seres comunes y corrientes que como esas mujeres que suele vender la publicidad al llegar el día de la madre. Una gran comedia que invita, también, a ver a los varones de otra manera -incluso como seres con los que vale la pena intentar algo-, y a los niños y adolescentes sin tanto idealismo.

Disponible en Netflix

Por 13 razones

Un drama para cerrar esta lista que sólo incluye series del siglo actual. Adaptación de la novela homónima de Jay Asher, se ocupa de la parte más dramática de la adolescencia, esa que se toma todo en base a un deber ser muy fuerte que pone en jaque todo el andamiaje del mundo adulto (y les genera más de un problema). Acoso, machismo y demás miserias que se desencadenan en las escuelas y frente a las cuales los padres y madres parecen no poder hacer nada. Aquí todo comienza con el suicidio de una adolescente que deja una serie de cassetes (sí, una clara reminiscencia ochentista) en la que explica las 13 razones que la llevaron a quitarse la vida. Una riada de secretos develados sobre chicas y chicos, hombres y mujeres que, por ocultarlos tanto por temor al qué dirán, terminan haciendo un mal mayor del que quieren preservar. Hannah Baker, con un deliberado tono misterioso, es la adolescente que dispara todo un entramado de relaciones tan profundas como efímeras (acaso por eso son la una y la otra), que a través de las grabaciones que dejó guiará a sus compañeros más que hacia una verdad, a la exposición de una serie de mecanismos y travesuras no tan santas que hicieron un mal que sólo puede subsanarse con su revelación.

Disponible en Netflix

Fuente: Tiempo Argentino

 

A %d blogueros les gusta esto: