«Todo sobre los Ricardo»: las claves de una de las favoritas para los Oscar

En términos epocales y políticos, el estreno de Todo sobre los Ricardo (Aaron Sorkin, 2021) no podía ser más oportuno. La historia de Lucille Ball y de su éxito televisivo a escala planetaria parece concentrar un conjunto de tópicos del tiempo contemporáneo: la confusión entre la vida íntima y la pública, el empoderamiento de la mujer, las violencias de género y la sororidad femenina.

En momentos en que el streaming parece firmar el certificado de defunción de esa televisión que reinó de manera hegemónica en los hogares durante más de medio siglo, se hace necesaria una película que, a manera de epitafio, le rinda tributo. En este sentido, ¿qué mejor forma de homenaje que una ficción centrada en el fenómeno pionero más exitoso y perdurable de la pantalla chica?

En efecto, Yo amo a Lucy fue una de las primeras grandes comedias televisivas (apelando al recurso técnico de entrevistas que simulan un documental, la película informa que el show de Lucille supo captar la atención de la hoy inalcanzable cifra de 60 millones de espectadores) y una serie progresista, a su manera. Su principal protagonista era una mujer, Lucille Ball que también fue la primera fémina en dirigir su propia productora, primero junto a su marido y luego sola tras su divorcio,

Anticipándose a los reality shows y al fenómeno actual de la autoficción, Desi Arnaz, su esposo en la vida real lo era también en la ficción con el nombre de Ricky Ricardo. Tal como narra el guion de Sorkin, Ball tuvo que pelearse con la CBS para que él pudiera interpretar el papel porque tanto la cadena como su principal sponsor, Phillip Morris, no veían con buenos ojos a un esposo latino.

La biopic se centra en una atribulada semana de 1952 en que Lucille fue acusada de comunista por un tabloide a la par que se entera que quedó embarazada, dos motivos que por sí solos podían acarrear la cancelación del show. La mojigatería de la época impedía mostrar en televisión las consecuencias del acto sexual así este estuviera legitimado por el registro civil: de hecho, en la serie el matrimonio dormía en camas separadas.

El argumento permite que una espléndida Nicole Kidman –con un maquillaje descomunal que la hace lucir idéntica– desarrolle su fase cómica imitando a la perfección los mohínes de la Ball y el lado “B” más dramático: aquel que da cuenta de la lucha por salir indemne de ambos problemas y que ponen en evidencia un matrimonio en crisis que se sostenía con cuerdas muy tenues. Es en su intento de conservar a su amor donde la actuación de Kidman resulta más convincente y conmovedora.

Probablemente celoso del éxito arrollador otoñal de su esposa, el encantador Desi (Javier Bardem) le era públicamente infiel y con los años agudizaría sus problemas con el alcohol. De esa y de otras maneras, la película da cuenta de que el matrimonio que se volvió paradigmático del estilo de vida estadounidense (american way of life), parafraseando a Tolstoi era una familia infeliz a su manera y una fachada inventada para la pantalla chica.

Si bien los conflictos planteados no hicieron que la sangre llegara al río, la pareja terminaría divorciándose en 1957 luego de la cancelación de la serie y tras 182 episodios. Pero en 1952 aún les esperaban largos años de felicidad al menos televisa. Por un lado, la estrategia de Arnaz de salir al comienzo del show y negar la acusación hecha a Lucille de ser “demasiado de izquierda» resultó eficaz. Por el otro, el matrimonio Ball-Arnaz logró convencer a los guionistas de incluir el embarazo en el show. Pero para conformar a la CBS hubo que evitar el término “embarazada” –considerado demasiado vulgar por la cadena– y el título del capítulo apeló al francés: “Lucy is enceinte”. Philip Morris habría llamado a un sacerdote, un rabino y un pastor para que revisaran los guiones del episodio. Finalmente, la subtrama derivó en un éxito mayúsculo y el nacimiento del pequeño Ricky el mismo día en que la actriz dio a luz a su hijo, Denis Jr. se convirtió en uno de los capítulos más vistos.

La película testimonia el carácter autoritario y despótico de Lucille hacia sus colegas a la vez que la envidia y la solidaridad alternativas con Vivian Vance (Nina Arianda), su compañera en la sitcom. Y ahí nuevamente la ficción se mezcla con la realidad. Así como en la Yo amo a Lucy, las mujeres solían unirse para evitar que sus maridos descubrieran los problemas en que se liaban, bajo la creación de Sorkin, las mujeres se unen en plan sororidad para escapar del machismo y de la dictadura patriarcal que exige que las mujeres se mantengan jóvenes y flacas.

Después de su divorcio de Arnaz y de la cancelación de Yo amo a Lucy, Lucille perduró como una de las reinas de la televisión en El show de Lucy (1962) y Aquí esta Lucy en 1968. Como haciendo justicia poética en sendas series, su personaje era el de una viuda. En la primera estaba acompañada por Vivian, su antigua compañero de elenco que interpretaba a una divorciada. Ambas vivían juntas conformando una familia alternativa de mujeres poco usual para la época. Al mismo tiempo, Lucille Ball Productions lanzaba al mundo televisivo Star Trek y Misión Imposible, sin imaginar que se convertirían en productos de largo alcance que se seguirían explotando más de medio siglo después.

Todo sobre los Ricardo

Dirección y guion: Aaron Sorkin. Elenco: Nicole KIdman. Javier Bardem, J.K. Simmons, Nina Arlanda, Tony Hale, Alia Shawkat, Jake Lacy. Disponible en Amazon Prime.

 

Fuente: Tiempo Argentino –

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